viernes, 3 de octubre de 2008

"La Muerte. El espejo que no te engaña." en el MUNAL


El pasado miércoles me hice invitar por el Padre Prepósito de la Venerable Congregación del Oratorio de San Felipe Neri de México a la exposición que se inauguraría en el antiguo Palacio de Comunicaciones, hoy MUNAL sito en la plaza Tolsá.
Después de media hora insultante de espera, Teresa Franco decidió no llegar y mandó en su representación a una mujer envuelta en rojos. El discurso breve del director del museo y la inauguración oficial de la exhibición no tomaron ni diez minutos. La muestra de pintura barroca francesa y mexicana todavía está en la sala de temporales, por lo que usaron el salón principal del palacio para la muestra. Un laberinto de dolor, putrefacción, expectación y desolación ante el primitivo miedo a la muerte y el mas allá. Uno de los temas favoritos del arte, y una de las preguntas mas antiguas del ser humano fue leit motiv de grandes artistas en México a lo largo de los siglos y los estilos artísticos.


"La conversión de San Francisco de Borja" se halla en un cubo de luz próximo al coro del templo de la Profesa, forma parte de un tríptico junto a "La conversión de San Bruno" y "La conversión de San Telmo". Estos dos están firmados por Joseph de Alzíbar en el siglo XVIII. Al retirarlo para que figurara entre el guión museográfico descubrieron los padres oratorianos una supuesta firma de Miguel Cabrera que está en entredicho. El hecho es la calidad de la escena, la proximidad de la composición con los temas de vánitas y de contemplación de la muerte muy propios del barroco ignaciano.


"El pudridero" detalle. Un cadáver putrefacto, corrompiéndose entre pulgas gigantes, gusanos y ratas recordaba a los ejercitantes de la Casa de Ejercicios Espirituales de la Profesa durante los siglos XVIII y XIX. Anónimo. La crueldad de la escena remite al ideal espiritual que campeaba en la Iglesia Católica de la Contrareforma que perseguía el ideal de la unión del alma con Dios a través de la mortificación de cuerpo y espíritu para purgar y arrepentirse de los pecados cometidos por la debilidad humana. La vía purgativa, la vía iluminativa y la vía unitiva que debe seguir el alma para llegar a la gloria se alcanzaban con la meditación, el rezo, la práctica de las virtudes teologales y cardinales y siguiendo los principios de la ascética y la mística. Para apoyar visualmente estos ideales y adoctrinamientos sistemáticos de los habitantes de las colonias españolas de ultramar, se hicieron pinturas como ésta inspiradas en los "Jeroglíficos de las postrimerías" que custodia el Hospital de la Caridad de Sevilla, firmadas por Valdés Leal.


"Retrato de joven muerto" Pintura anónima del siglo XIX. Curiosa reminisencia de los retratos de frailes y monjas floridos, muertos. Coronados sus despojos para desear la santificación en el mas allá.
Posted by Picasa