sábado, 1 de noviembre de 2008

Tapetes de muertos en el CIE


Los caminos de regreso para nuestros muertos, fueron recreados por los alumnos del CIE en el patio de la escuela. Es una tradición antiquísima, que mucho le debe a la ceremonia prehispánica y a la procesión barroca católica.

En el imaginario mexicano, recuerdo los tapetes que hacen en Tlaxcala, grabados religiosos, estampas católicas y palomitas, roleos, diamantina, incienso y la Virgen de Ocotlán. El barroco todavía habita entre nosotros, nunca nos dejó, llegó para quedarse.
Alejo Carpentier, http://books.google.es/books?hl=es&lr=&id=qmaC2FXZHqQC&oi=fnd&pg=PA15&dq=Alejo+Carpentier+Realismo+M%C3%A1gico&ots=-YpNAQ72AP&sig=Uatf8W_sX4R1fLRv7VvvZb8YGro#PPT1,M1 revivió el espíritu del exceso barroco en el realismo mágico, que es su derivación natural con el paso de los siglos y los estilos artísticos por Latinoamérica.


Tzompantli, calzada franqueada por cráneos hilerados, muy del estilo azteca descarnado, hostil. La tribu que se resguardó tras años de esclavitud de las ciudades ribereñas, en un islote virgen, comenzó a alimentarse de víboras, alimañas, a modificar el ambiente agresivo y civilizar el centro de un enorme lago, someter a las ciudades cercanas, y establecer un imperio militar y comercial poderoso. El hálito espartano de sus esculturas, relieves, etc, se repiten como constante en sus ciudades y centros ceremoniales.

Clavo de Tzompantli, reutilizado en el interior del templo de San Bernardino Xochimilco, fundación franciscana, siglo XVI.
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