lunes, 6 de octubre de 2008

San Sebastián en el MUNAL



San Sebastián mártir. Bello santo martirizado dos veces por Maximiano, el augusto del bajo impero romano, al rededor del 200-300 dC. Roma se tiñe de sangre por dentro y fuera, en venganzas y sucesiones imperiales y persecuciones religiosas. Un centurión milanés dirige a sus tropas bajo el principio de "Respeta opinion ajena, conserva la propia". Es denunciado ante el emperador quien lo manda atar a un árbol y cubrirlo de flechas. Los soldados, tras torturarle, le creen muerto y deciden abandonar el cadávier. Los cristianos encuentran sus restos y descubren que aún vive. La matrona Irene lo cura en su casa y el santo comparece de nuevo ante Maximiano para interceder por los cristianos perseguidos en la ciudad eterna. Es nuevamente atormentado y esta vez muerto efectivamente un 20 de enero.
Tema de inspiración de los artistas renacentistas y barrocos como el pretexto para incursionar en el desnudo masculino y santo a la vez, San Sebastián en México encuentra graciosas telas y sinuosas esculturas que recrean con detalle y a placer su primer martirio. Cosido a un árbol por nudosas cuerdas, es asaeteado por paganos con la frente serena, la boca en gesto de agradecimiento y los ojos puestos en el horizonte eterno. Baltasar de Échave Orio pintó para la Catedral Metropolitana de la ciudad de México un "Martirio de San Sebastián" magnífico, sensual y respingado en su Manierismo, la pintura es ahora un recuerdo en fotos tras un vidrio pesado y sucio; se perdió en el incendio de la Catedral en la década de los 60´s del siglo XX.
Aquí, una representación de las galerías de el Museo Nacional de Arte de México, típica del siglo XIX que rescata el gesto de orgasmo y beatitud, casi como la "Transverberación de Santa Teresa" de Bernini.
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