martes, 11 de agosto de 2009

De la memela al chile. O de cómo me hice microempresaria.



Memela monumental en las calles de Oaxaca.


Estaba yo almorzando una memela en las proximidades del templo de La Soledad, en mi natal Oaxaca, cuando me dije:
-¿Por qué no? Si las locas pagan por ser arreadas a Acapulco a putear, si las chilangas pagan por tours por las cantinas, si pagan por escuchar tarugadas... ¡Por qué no vender mis tours de jotita curiosa!

En fin, emigré de Oaxaca. En llegando a la capital, mientras recogía al pié del Fypsa mis cajitas de Fab rellenas de tamales me decidí:

-Dejaré mi chamba, le entraré con todo para sacar la secundaria en el INEA (Ojalá conozca a un sardito chacalón en el plan Sedena-Sep-Inea) y tomaré mi vida en las manos. ¡Nunca más el puesto de pepitas y pinole!

Luego de tomada la decisión, empezaron los fantasmas de la Duda, la Angustia, el Miedo y la Autoestima deprimida a rondarme. Sentí cerrarse las puertas sobre mí y caí presa del Pánico. Hecha un mar de lágrimas, en el charco de la Desesperación, un hombre guapo, valiente, de amplo pecho y bondadosa sonrisa me levantó, limpió mis escurrientes y patéticos mocos y me llevó a su casa de la Obrera.

Ahora veo la vida diferente. La reconciliación ha llegado con el sabor de la nogada.




Titánico chile en nogada, preparado por Miguel, el arcángel...


Por el momento mis visitas todavía esperan atentas un caminante que las enderece por los riachuelos del chisme curioso que encierra la historia de las ciudades. La panza está contenta este verano.

www.urbeoculta.com