miércoles, 1 de julio de 2009

Elegía didáctica de Lêdo Ivo

Piensa en las muchachas muertas que entregaron a la tierra un secreto ardientemente ambicionado por los hombres,
y en los estudiantes que aman a sus vecinas jóvenes con mayor pureza que sus amantes en las grandes oscuridades de la ciudad.
Piensa en los niños que jamás pudieron bañarse en el mar y siempre sueñan en ahogamientos,
y en las prostitutas pobres que después de que partieron sus hombres corren hacia el fondo de las fincas y casi desnudas se entregan a lo inefable.
Piensa en todos los que se marcharon, guiándose por las estrellas,
y en los que murieron lejos de las familias que los detestaban.
Piensa en los que se entregaron a la muerte seguros de que ninguna lágrima resplandecería en la fulgurante unidad de los rostros amados.
Piensa en los que jamás oyeron una declaración de amor,
y en los pobres que no conocieron el placer destructor de posesiones duraderas.
Piensa en la lluvia, cayendo sobre los huertos hipotecados,
y en los frutos de las granjas acariciados por la euforia del sol del verano.
Piensa en los caminos intransitables a la oferta de los viajes,
y en las personas que van a morir escuchando el viento.

Trata de recordar los extraños amigos de tu adolescencia,
y de recibir en el fondo de tu memoria las voces que silenciosamente se prepararon en tu corazón,
durante los años en que no te poseía la certeza de estar cantando.
Acepta la poderosa ira en las palabras que se rehúsan a tu ardiente llamado,
y abre los ojos hacia un domingo
que concentre la esperanza de todos los días.
Piensa en las hogueras de tu niñez, que anualmente vuelven a arder en tu memoria,
y en aquellas que misteriosamente murieron cuando se disponían a retornar.
Piensa en los que van a nacer muy cerca del final de tu noche,
y en los hombres que creyeron poseer la serenidad matinal de los árboles
y estuvieron caminando junto al océano largas tardes.
Piensa en los cielos que diariamente se abren a los aviones
y en las mujeres extranjeras que cierta noche viste y que aparecen en tus sueños.
Piensa en los adolescentes incomprendidos por los padres
que inútilmente aguardan que una mujer los llame,
y en los libros jamás hojeados y en las lámparas no encendidas.
Piensa en las ventanas que siempre dan al interior y cuyo mayor deseo sería abrirse ante el mar,
y en la mirada de los niños abandonados al amanecer en la puerta de los hospicios.
Piensa en las parturientas fallecidas en las mesas de los hospitales,
lejos de los maridos que no las amaban y que secretamente desearon su desaparición.
Piensa en los perros indeseables llevados por los camiones
y en los artistas populares, violentamente transfigurados por la inspiracion
de una samba que millones de bocas cantaron durante el carnaval.
Piensa después en los versos que aparecieron en tus sueños
y que al brotar la aurora se reunieron con las nubes.
Piensa en las lavanderas cantando al sol de las colinas,
y en los cuadros de museos jamás visitados.
Piensa en las bocas que nunca dominaron la voluptuosidad salvaje de otras bocas
y fueron envejeciendo como frutos intocables.
Piensa en los corazones que en cierto momento se sintieron traspasados por la luz del cielo
y pasaron en la oscuridad irreparable el resto de sus días.



Piensa en los desaparecidos cuyos retratos espantosos salen en la última edición de los diarios vespertinos
y en los suicidas que no dejaron cartas por falta de papel y lápiz.
Piensa en las ciudades que amanecieron sombrías ante los ojos de viajeros sedientos de claridad,
y en las calzadas donde nadie pasa durante la madrugada.
Piensa en los túneles, oscuros caminos abiertos al Más allá,
y en las escaleras que jamás condujeron a alguno a la gloria y el poder.
Piensa en las camas sucias de las pensiones dudosas,
Y en los viejos que siempre esperan el sueño llamado muerte.

Piensa en los relojes que no marcan el día radiante,
y en las bestias muertas de sed, abandonadas en lo oscuro por la propia naturaleza.
Piensa en los niños que ignoran la dádiva efímera de los finales de diciembre,
y en los objetos perdidos en la arena de las playas durante los días de campo.
Piensa en las puertas que nunca se abrieron para recibir un huésped,
y en los riachuelos infectos que quisieran ser el abrigo azul de los veleros y de los yates.
Piensa en las manos que siempre rehusaron limosnas,
y en las muchachas que sus amantes depravan sin piedad alguna.
Piensa después en la hiedra que se abraza a las casas antiguas, en una caricia sofocante,
y en los niños de los viejos tiempos, que nada sabían del Mañana.
Piensa en las grandes mareas que escuchan entre las rocas el grito mudo de las alboradas,
y en los ojos de los ciegos que sorben el agua clara de la música de organillos.
Piensa en los muertos, principalmente en los desconocidos
muertos de guerra, que quedaron en cementerios ilocalizables,
y piensa en los vivos que ignoran los cementerios donde reposarán un día.
Oh, piensa en tu infancia convertida en pláticas, vientos y árboles de mango explotando bajo el sol,
y en los senos de las mujeres que envejecen sin notarlo,
y piensa también en los cuerpos de esas mujeres, destruidos inflexiblemente sin que tu mirada los llame.
Piensa en tus padres, que confiaron en ti cuando apenas eras silencio,
y jamás te imaginaron poseído por el arrobamiento de un verso.
Piensa en tus hermanos, en tu casa durante los domingos,
y en el patio de los colegios donde despertaste para siempre jamás.
Piensa en las muchachas inaccesibles de tu antigua calle,
en los gritos que oíste de gargantas desconocidas,
y en las voces que eran claras incluso bajo tempestades.

Piensa en todo y en todos, sin temer que te asalte el miedo que nace por que se acrecienta el pasado.
Piensa en todo y en todos, y después que los recuerdos se hayan ido
volando como los pájaros y las hojas, la arena y las voces,
lleno de confianza en la vida y en el mundo,
sintiéndote unido a todos los hombres y todas las cosas,
inclínate sobre el cuerpo de la mujer a quien amas
o despierta a la alegría triunfal de un solo verso.

Traducido por Carlos Montemayor, La imaginaria ventana abierta, México, Premia, 1980 pp. 27-30


San Francisco de Asís, templo de San José, Oaxaca.

martes, 30 de junio de 2009

José Emilio Pacheco, homenaje en el Palacio de Bellas Artes.

Perra vida

Despreciamos al perro por dejarse
domesticar y ser obediente.
Llenamos de rencor el sustantivo perro
para insultarnos.
Y una muerte indigna
es morir como un perro.

Sin embargo los perros miran y escuchan
lo que no vemos ni escuchamos.
A falta de lenguaje
(o eso creemos)
poseen un don que ciertamente nos falta.
Y sin duda piensan y saben.

Así pues,
resulta muy probable que nos desprecien
por nuestra necesidad de buscar amos,
por nuestro voto de obediencia al más fuerte.
José Emilio Pacheco, Ciudad de la memoria. (Poemas 1986-1989), México, Era, 1989



El orden, Josep Bartolí (1910-1995)





Fragmento del discurso de Elena Poniatowska en la entrega de la Medalla Bellas Artes.

jueves, 18 de junio de 2009

El "Manifiesto" de Pedro Lemebel

Blog sobre el autor chileno
lunes, noviembre 21, 2005
Manifiesto (Hablo por mi diferencia)

No soy Pasolini pidiendo explicaciones
No soy Ginsberg expulsado de Cuba
No soy un marica disfrazado de poeta
No necesito disfraz
Aquí está mi cara
Hablo por mi diferencia
Defiendo lo que soy
Y no soy tan raro
Me apesta la injusticia
Y sospecho de esta cueca democrática
Pero no me hable del proletariado
Porque ser pobre y maricón es peor
Hay que ser ácido para soportarlo
Es darle un rodeo a los machitos de la esquina
Es un padre que te odia
Porque al hijo se le dobla la patita
Es tener una madre de manos tajeadas por el cloro
Envejecidas de limpieza
Acunándote de enfermo
Por malas costumbres
Por mala suerte
Como la dictadura
Peor que la dictadura
Porque la dictadura pasa
Y viene la democracia
Y detrasito el socialismo
¿Y entonces?
¿Qué harán con nosotros compañero?
¿Nos amarrarán de las trenzas en fardos
con destino a un sidario cubano?
Nos meterán en algún tren de ninguna parte
Como en el barco del general Ibáñez
Donde aprendimos a nadar
Pero ninguno llegó a la costa
Por eso Valparaíso apagó sus luces rojas
Por eso las casas de caramba
Le brindaron una lágrima negra
A los colizas comidos por las jaibas
Ese año que la Comisión de Derechos Humanos
no recuerda
Por eso compañero le pregunto
¿Existe aún el tren siberiano
de la propaganda reaccionaria?
Ese tren que pasa por sus pupilas
Cuando mi voz se pone demasiado dulce




¿Y usted?
¿Qué hará con ese recuerdo de niños
Pajeándonos y otras cosas
En las vacaciones de Cartagena?
¿El futuro será en blanco y negro?
¿El tiempo en noche y día laboral
sin ambigüedades?
¿No habrá un maricón en alguna esquina
desequilibrando el futuro de su hombre nuevo?
¿Van a dejarnos bordar de pájaros
las banderas de la patria libre?
El fusil se lo dejo a usted
Que tiene la sangre fría
Y no es miedo
El miedo se me fue pasando
De atajar cuchillos
En los sótanos sexuales donde anduve
Y no se sienta agredido
Si le hablo de estas cosas
Y le miro el bulto
No soy hipócrita
¿Acaso las tetas de una mujer
no lo hacen bajar la vista?
¿No cree usted
que solos en la sierra
algo se nos iba a ocurrir?
Aunque después me odie
Por corromper su moral revolucionaria
¿Tiene miedo que se homosexualice la vida?
Y no hablo de meterlo y sacarlo
Y sacarlo y meterlo solamente
Hablo de ternura compañero
Usted no sabe
Cómo cuesta encontrar el amor
En estas condiciones
Usted no sabe
Qué es cargar con esta lepra
La gente guarda las distancias
La gente comprende y dice:
Es marica pero escribe bien
Es marica pero es buen amigo
Súper-buena-onda
Yo no soy buena onda
Yo acepto al mundo
Sin pedirle esa buena onda
Pero igual se ríen
Tengo cicatrices de risas en la espalda
Usted cree que pienso con el poto
Y que al primer parrillazo de la CNI
Lo iba a soltar todo
No sabe que la hombría
Nunca la aprendí en los cuarteles
Mi hombría me la enseñó la noche
Detrás de un poste
Esa hombría de la que usted se jacta
Se la metieron en el regimiento
Un milico asesino
De esos que aún están en el poder
Mi hombría no la recibí del partido
Porque me rechazaron con risitas
Muchas veces
Mi hombría la aprendí participando
En la dura de esos años
Y se rieron de mi voz amariconada
Gritando: Y va a caer, y va a caer
Y aunque usted grita como hombre
No ha conseguido que se vaya
Mi hombría fue la mordaza
No fue ir al estadio
Y agarrarme a combos por el Colo Colo
El fútbol es otra homosexualidad tapada
Como el box, la política y el vino
Mi hombría fue morderme las burlas
Comer rabia para no matar a todo el mundo
Mi hombría es aceptarme diferente
Ser cobarde es mucho más duro
Yo no pongo la otra mejilla
Pongo el culo compañero
Y ésa es mi venganza
Mi hombría espera paciente
Que los machos se hagan viejos
Porque a esta altura del partido
La izquierda tranza su culo lacio
En el parlamento
Mi hombría fue difícil
Por eso a este tren no me subo
Sin saber dónde va
Yo no voy a cambiar por el marxismo
Que me rechazó tantas veces
No necesito cambiar
Soy más subversivo que usted
No voy a cambiar solamente
Porque los pobres y los ricos
A otro perro con ese hueso
Tampoco porque el capitalismo es injusto
En Nueva York los maricas se besan en la calle
Pero esa parte se la dejo a usted
Que tanto le interesa
Que la revolución no se pudra del todo
A usted le doy este mensaje
Y no es por mí
Yo estoy viejo
Y su utopía es para las generaciones futuras
Hay tantos niños que van a nacer
Con una alíta rota
Y yo quiero que vuelen compañero
Que su revolución
Les dé un pedazo de cielo rojo
Para que puedan volar.




NOTA:

Este texto fue leído como intervención en un acto político de la izquierda en septiembre de 1986, en Santiago de Chile. Tomado del blog de Pedro Lemebel

viernes, 29 de mayo de 2009

Soneto

Ponganme allá, en el último elemento,
o en el ínfimo centro de la tierra;
pónganme donde viva en dura guerra,
o en las neptúneas ondas, o en el viento.

Pónganme en el primero nacimiento,
o a do las gentes el calor destierra,
o a do la nieve cubre el alta çierra,
o a donde tigres tienen su aposento.


Anonimo italiano,"Extasis de santa Teresa" siglo XVII? Oleo sobre tabla, Basilica de la Soledad, Oaxaca, Mexico

Póngame la Fortuna en lo supremo,
o en la parte mas baxa de su rueda,
o póngame en la estrecha sepultura.

que, allí vivirá el fuego en que me quemo;
allí estará mi fe inmudable y queda;
allí estará en mi alma tu figura.

Anónimo novohispano, siglo XVI. Tomado de Flores de baria poesía


Anónimo italiano. "Éxtasis de santa María Magdalena" siglo XVII? Basílica de la Soledad, Oaxaca, México

miércoles, 27 de mayo de 2009

A nadie


Mercado de plantas y flores de Atlixco, Puebla.

A Nadie

Que cosa es el amor,
medio pariente del dolor
que a ti y a mí no nos tocó,
que no ha sabido, ni ha querido, ni ha podido.

Por eso, no estas conmigo.
Por que no nos conocemos,
y tampoco nos queremos.
Por que nunca te he mirado,
ni despiertas a mi lado.
Por que no sé si te gustan,
como a mi las milanesas.
Por que no se dónde vivies,
ni con qué las aderezas.
Por que puede que te falte
entusiasmo antagonista.
Por que puede que te sobre
moralina y seas panista.

Que cosa es el amor,
medio pariente del dolor
que a ti y a mí no nos tocó,
que no ha sabido, ni ha querido, ni ha podido.
Por eso no estás conmigo.


"Ariadne abandonada" Avenida juárez, Centro Histórico de la ciudad de México.

Por que no nos conocimos,
y en el tiempo que perdimos
cada quién vivió su parte,
pero cada quién aparte.
Por que no puede apagarse
lo que nunca se ha encendido.
Por que no puede ser sano
lo que nunca se ha podrido.

Que cosa es el amor,
medio pariente del dolor,
que a ti y a mí no nos tocó,
que no ha sabido, ni ha querido, ni ha podido.

Por eso no estás conmigo.
Por que nunca entenderías
mis cansancios, mis manías.
Por que a tí te dió lo mismo
que cayera en el abismo.
Este amor que despreciaste,
por que nunca me buscaste
donde yo no hubiera estado,
ni me hubiera enamorado.

Que cosa es el amor,
medio pariente del dolor
que a ti y a mí no nos tocó,
que no ha sabido, ni ha querido, ni ha podido.


"Sagrado Corazón de Cristo", detalle, anónimo, siglo XIX. Catedral de Oaxaca.

Por eso no estás conmigo,
por eso no estoy contigo.

Liliana Felipe.


La versión de Liliana Felipe

Yo prefiero la de Eugenia León.

lunes, 11 de mayo de 2009

La expectación y el miedo al amor.



"La prisión del amor"
Centro de Tlalpan.


Que da miedo para amar
sin mucha pena.

Yo no puedo tenerte ni dejarte,
ni sé por qué, al dejarte o al tenerte,
se encuentra un no sé qué para quererte
y muchos sí sé qué para olvidarte.



Pues ni quieres dejarme ni enmendarte,
yo templaré mi corazón de suerte
que la mitad se incline a aborrecerte
aunque la otra mitad se incline a amarte.

Si ello es fuerza querernos, haya modo,
que es morir el estar siempre riñendo:
no se hable más en celo y en sospecha,



y quien da la mitad, no quiera el todo;
y cuando me la estás allá haciendo,
sabe que estoy haciendo la deshecha.

Sor Juana Inés de la Cruz, 1689



viernes, 1 de mayo de 2009

La Peste


"Santa Isabel de Hungría curando las llagas a una enferma" pintada por Goya.

"El año de la saludable Encarnación de Jesucristo (1348), la peste invadió la ciudad de Florencia, bella sobre todas las otras ciudades de Italia. Producida por la influencia del aire o por nuestras iniquidades, lo cierto es que esta calamidad fue enviada a los mortales por la justa cólera de Dios. Algunos años antes había nacido en distintas partes del Oriente, donde hizo perecer a muchísimos habitantes. Luego, sin detenerse, se extendió de país en país, siguiendo su ruta hacia Occidente, cayendo al fin sobre nuestra desdichada ciudad..."


Rostro de la ciudad de México. Salón de Cabildos del Ayuntamiento. Siglo XIX. Bronce sobre mármol.

"Contra ella fracasaron todos los esfuerzos de la previsión humana; ni los oficiales encargados de sanear la ciudad, ni la prohibición de que se permitiera la entrada de ningún apestado, ni las más prudentes precauciones, así como tampoco las más humildes plegarias dirigidas todos los días a Dios por las personas piadosas, fuera en las procesiones organizadas a tal fin o de otra manera cualquiera, pudieron impedir que en los primeros días del año comenzara a hacer los mayores daños..."


Ilustración de la peste de matlalzáhuatl que asoló el reino de la Nueva España en el siglo XVI.

"En fin, se vio a los ciudadanos huir unos de otros, al vecino permanecer indiferente acerca de la suerte de su vecino, a los parientes temiéndose ver o no viéndose sino raramente y a distancia. El terror llegó hasta el punto de que un hermano abandonaba a su hermano, el tío al sobrino, la mujer al marido, y, lo que es peor todavía y casi no se cree, los padres y las madres temían visitar y cuidar a sus hijos, tal que si fueran extraños..."


El pájaro loco con cubrebocas. Imagen tomada hoy en un camión de la ciudad de Oaxaca.

"Los enfermos, cuyo número era incalculable, no recibían ayuda sino de la simpatía de un reducido círculo de amigos o del interés de unos mercenarios que no les prestaban dicha ayuda sino con la esperanza de recibir un enorme salario. No obstante, estos últimos eran pocos: gentes(sic) por lo demás limitadas, nada prácticas en semejante servicio, buenas sólo para dar a los enfermos lo que éstos pedían o para verlos morir, y que, a menudo, morían también, perdiéndose ellos y la ganancia que habian obtenido..."


"El espejo que no te engaña" Pinacoteca del templo de La Profesa, siglo XIX.

Fragmentos tomados de: Bocaccio, El Decamerón, México, Porrúa, 1993