Mostrando las entradas con la etiqueta poesía española. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta poesía española. Mostrar todas las entradas

sábado, 16 de enero de 2010




Las cinco llagas de Cristo,Fernandez de Otaz, óleo sobre tela, siglo XVIII. Pinacoteca de La Profesa, Ciudad de México.

Al corazón

Tú, corazón, tan débil, ya falto de alegría
tan joven y cansado, sin vida y sin amor;
tú, que agotaste el cáliz de la creencia mía,
despacio, no palpites, mi pobre corazón.

Si huyeron presurosos los tiempos encantados,
llevándose por siempre tu fuerza y tu rigor,
deja que el llanto moje los párpados cansados,
mas no palpites tanto, mi pobre corazón.

Si buscas los ensueños que tu niñez merecieron
tus blancas ilusiones en su primera flor,
la gala que las penas voraces destruyeron,
en balde no te agites, mi pobre corazón.

¿Que quieres? ¿Un sonido que calme tus pesares?
¿La voz a cuyo influjo latías con ardor?
¿Los goces que en tu seno vertían a millares?
¡Despacio, más despacio, mi pobre corazón!

No invoques los recuerdos de tiempos bendecidos,
no evoques la memoria de un sueño bienhechor
si llamas los placeres por nuestro mal perdidos,
en lágrimas se cambian, mi pobre corazón.

Los rayos más templados de triste indiferencia ,
la calma del olvido, la ausencia del dolor,
traerán más gratas horas, calmando tu impaciencia,
y así latirás menos, mi pobre corazón.

Alberto Blest Gana

Dedicado a Sir Reuben...
Posted by Picasa

martes, 20 de octubre de 2009

La oración del ateo arrodillado frente a San Sebastián

 
!Ay... El martirio de no poder tocarte, Sebastián! San Sebastián en San Carlos.

La oracion del ateo.

Oye mi ruego Tú, Dios que no existes,
y en tu nada recoge estas mis quejas,
Tú que a los pobres hombres nunca dejas
sin consuelo de engaño. No resistes

a nuestro ruego y nuestro anhelo vistes.
Cuando Tú de mi mente más te alejas,
Más recuerdo las plácidas consejas
con que mi ama endulzóme noches tristes.

¡Qué grande eres, mi Dios! Eres tan grande
que no eres sino Idea; es muy angosta
la realidad por mucho que se expande

para abarcarte. Sufro yo a tu costa,
Dios no existente, pues si Tú existieras
existiría yo también de veras.

Miguel de Unamuno.
(1864-1936)
Posted by Picasa