jueves, 14 de abril de 2011

El milagro y la Sura.



Allah sabe quienes son los que de entre vosotros ponen obstáculos y les dicen a sus hermanos: ¡Venid a nosotros! Y están poco tiempo en combate. Son mezquinos con vosotros; y cuando aparece el miedo los ves que te miran con los ojos dando vueltas como el que está en trance de muerte. Y cuando el miedo se aleja os hieren con sus afiladas lenguas codiciosos de los bienes... Sura de los Coligados.

Algo, supongo, me ha querido comunicar Allah.

miércoles, 21 de julio de 2010

Madrigal con xolozcuintle




Madrigal romàntico

Era un cautivo beso enamorado
de una mano de nieve que tenìa
la apariencia de un lirio desmayado
y el palpitar de un ave en agonìa

...Y sucediò que un dìa
aquella mano suave
de palidez de lirio
de languidez de cirio
de palpitar de ave
se acercò tanto a la prisiòn del beso
que ya no pudo màs el pobre preso
y se escapò; màs con voluble giro
huyò la mano hasta el confìn lejano
y el beso que volaba tras la mano
rompiendo el aire se volviò suspiro.

Luis G. Urbina

jueves, 13 de mayo de 2010

Tres pensamientos peregrinos

I
"Bajo eufemismos como "pacificación", "congregaciones", "repartimiento" y "encomienda" se oculta lo que autores como Friederici y Bitterli han preferido llamar, respectivamente, "política del terror" y "régimen de terror", entendiendo por esto asesinatos en masa, deportaciones igualmente masivas, robo, saqueo, esclavitud y aniquilación cultural..." Víctor Jiménez y Rogelio González, El Ex-Obispado de Oaxaca. Un caso singular en la arquitectura colonial mexicana...


Palacio de la Inquisición, siglo XVIII, Ciudad de México. El escudo del remate reza: "Levántate, Señor, y juzga tu causa".


II
"Las demostraciones patrióticas y las exhortaciones religiosas ayudan a mantener la confianza en la validez de las concepciones socialmente construidas (cf. Berger y Luckmann, 1967). Las concepciones alternativas de la realidad, que amenazan estas creencias, pueden llegar a desquiciar muy especialmente a los autoritarios al poner en evidencia su prejuicio contra otras visiones o concepciones..."
William F. Stone, "Manipulación del terror y autoritarismo"




III
"Como dice Kertesz, en esta coyuntura en donde la verdad y la mentira son consideradas en sentido extramoral, como ya había anunciado Nietzsche, el soldado se convirtió en asesino profesional; el capital, en una gran fábrica equipada con hornos crematorios y destinada a eliminar a los seres humanos; la ley, en reglas de un juego sucio; la libertad universal, en una cárcel de los pueblos, y el sentimiento nacional, en genocidio..."
Josetxo Beriani, "Introducción: Modernidad, barbarie y violencia colectiva"



Paseo de la Reforma, Ciudad de México, enero de 2010.

domingo, 28 de marzo de 2010

Fundado sobre la piedra

 

La incredulidad de Santo Tomás, Sebastián López de Arteaga, siglo XVII, Munal.



Fundado sobre la piedra.


Fundado sobre la piedra,
Sólidamente firme, colocado
En tu amor, me he sentido.

Encontré los cimientos
En ti del corazón; hallé el camino
Para hallar el camino que buscaba,
Y toda tú de puertas claras fuiste,
De luces entrevistas,
De agitadas antorchas en la ciega
Sombra, en las amenazas de la noche.

Pero de pronto -¿dos, o tres, o cuántos
Meses pasaron?- sin saber de dónde
Viene cerrada contra mí una mano,
Viene una mano armada
Contra mí, que se mete
Dentro de mí, me parte, me revienta.
Y el aire se me vuelve
Aire de últimas miradas, estas
Breves miradas son con que me miras.

Y yo remoto apresurado,
Nadador impotente, enfurecido,
La corriente del tiempo,
Para buscar los días como joyas
Que alguna vez miramos como eternos,
Y alumbrarme con ellos, regresarlos,
Dártelos nuevamente, y que tu sientas
Que todo empieza aquí; que este momento
Es el primero; que no me conoces;
Que quieres, todavía, conocerme.

Todo lo que era mío se transforma
En ademán de adiós; todo le grita
A mis oídos sordos
Lo que no quieren escuchar: que nada
Podrá alcanzarte nunca;
Que nunca nada tuvo lazos
Capaces de ligarte.

¿Qué voy a hacer si no me quieres,
Si nada sé mirar, si no comprendo;
Qué voy a hacer conmigo,
Qué voy a hacer, si los hombres no lloran?

Dicen que dando lástima, se logra
Conseguir el amor. Si yo entre lágrimas
Te enseñara que sufro, que me dueles,
Algo, tal vez, podría.
Pero quiero decírtelo:
Yo no voy a llorar ni a lamentarme.
Como nadie sabrá que me has querido,
Nadie sabrá que me dejaste.

Solo tú y yo conoceremos esto:
Que he sido el orgulloso
El amador feliz, correspondido.

El que contigo estuvo
Como si fuera igual que tú. Contigo.
Que he sido, que seré el que amargamente,
Para no traicionarse en tu memoria,
Vio que te ibas, supo que te ibas;
Pero no te pidió como cualquiera.

Y sólo yo sabré que hubiera sido
Cabalmente dichoso
Con cualquier cosa que me dieras;
que era mentira
que te necesitara toda;
que cualquier cosa tuya;
por pequeña que fuera, siendo tuya…
y que, por no tenerla, estoy muriendo.


Rubén Bonifaz Nuño
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sábado, 16 de enero de 2010




Las cinco llagas de Cristo,Fernandez de Otaz, óleo sobre tela, siglo XVIII. Pinacoteca de La Profesa, Ciudad de México.

Al corazón

Tú, corazón, tan débil, ya falto de alegría
tan joven y cansado, sin vida y sin amor;
tú, que agotaste el cáliz de la creencia mía,
despacio, no palpites, mi pobre corazón.

Si huyeron presurosos los tiempos encantados,
llevándose por siempre tu fuerza y tu rigor,
deja que el llanto moje los párpados cansados,
mas no palpites tanto, mi pobre corazón.

Si buscas los ensueños que tu niñez merecieron
tus blancas ilusiones en su primera flor,
la gala que las penas voraces destruyeron,
en balde no te agites, mi pobre corazón.

¿Que quieres? ¿Un sonido que calme tus pesares?
¿La voz a cuyo influjo latías con ardor?
¿Los goces que en tu seno vertían a millares?
¡Despacio, más despacio, mi pobre corazón!

No invoques los recuerdos de tiempos bendecidos,
no evoques la memoria de un sueño bienhechor
si llamas los placeres por nuestro mal perdidos,
en lágrimas se cambian, mi pobre corazón.

Los rayos más templados de triste indiferencia ,
la calma del olvido, la ausencia del dolor,
traerán más gratas horas, calmando tu impaciencia,
y así latirás menos, mi pobre corazón.

Alberto Blest Gana

Dedicado a Sir Reuben...
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martes, 20 de octubre de 2009

La oración del ateo arrodillado frente a San Sebastián

 
!Ay... El martirio de no poder tocarte, Sebastián! San Sebastián en San Carlos.

La oracion del ateo.

Oye mi ruego Tú, Dios que no existes,
y en tu nada recoge estas mis quejas,
Tú que a los pobres hombres nunca dejas
sin consuelo de engaño. No resistes

a nuestro ruego y nuestro anhelo vistes.
Cuando Tú de mi mente más te alejas,
Más recuerdo las plácidas consejas
con que mi ama endulzóme noches tristes.

¡Qué grande eres, mi Dios! Eres tan grande
que no eres sino Idea; es muy angosta
la realidad por mucho que se expande

para abarcarte. Sufro yo a tu costa,
Dios no existente, pues si Tú existieras
existiría yo también de veras.

Miguel de Unamuno.
(1864-1936)
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jueves, 8 de octubre de 2009

Confesiones de una... beatita.

 

Mi muy querido padrecito de mi alma:

Espero en Dios que la presente halle a Vuestra Merced muy bien de salud y a mí menos atribulada. Le cuento que ayer fui a andar las estaciones de la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo en las doce capillas que recorren un costado de la alameda y suben por San Francisco hasta la Capilla de los Talabarteros, en la de Tacuba. Y andando andando, subí por la Profesa y me detuve frente al altar de la Purísima unos instantes.
Cavilaba sobre el triste y atormentado andar de Nuestro Señor Jesucristo rumbo al monte Calvario, subí por la calle de los Plateros para llegar a la Catedral. De repente, de uno de los palacios se escuchó un enorme estruendo de vidrios, una finísima ventana se rompía en astillas argentinas que se precipitaron con rapidez hacia el vacío... y al final del vacío estaba yo enmedio de la calle viendo hacia el cielo, algunos coches o estufas con Oidores de la Real Audiencia, la acequia y el puente.

En un santiamén torné los ojos hacia el suelo y me cubrí con los desnudos brazos de la lluvia cristalina de peligrosas agujas. En ese preciso instante sentí el profético don de la visión del futuro en la palma de la mano donde guardaba el rosario que, como escudo, esgrimía ante el vidrio. Y ví por un instante el retorno de los Padres expulsos de la Compañía de Jesús a territorios de España, ví mi pobre y necia existencia acabar por mil agudas espadas de dolor y pena. Vi mi propia sangre fluyendo en sacrificio por los pecados que he cometido. Con el estruendo y sabiéndome víctima segura de las aristas terribles, mi piel se erizó y las piernas flaquearon en el último lance. Sentí un par de agudos golpes en el puño y el meñique de la mano izquierda y los fragmentos se hicieron añicos a mi alrededor. Tenía un estigma a modo de los que recibiera mi Señor San Francisco de Asís en la mano izquierda. ¡Oh qué regocijo!

Y entendí me decía el Santo Niño de las Suertes con ésto los trabajos y los sufrimientos que tengo que pasar en esta vida si quiero llegar a unirme a Él. Sangre, flaquezas, sufrimientos para alcanzarle.

¡Con cuanto amor quisera entregarle todo! Pero soy un pobre gusano, la última de las ovejas del rebaño, la más extraviada! ¡Ay padrecito mío y todo mi querer! ¿Cómo logrará esta minúscula larva hacer fuerza y erguir el pecho ante tan cruento sacrificio? Ruegue Vuestra Merced por el amargo cáliz que espera a esta su hija, la menor, la más indigna.

Sor Alejandra de San Sebastián
Indigna capuchina
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